jueves, 4 de diciembre de 2014

Antes de irme a dormir

Y ahora antes de irme a dormir, pienso.
Esta tarde, cuando entré en tu casa, te saludé. Te conté mis penas, reclame por esas peticiones que parece que no escuchas, pedí por esos que tú ya sabes. Incluso te dí gracias y te dije lo grande que eres. Y de vez en cuando, se me perdía el pensamiento recordando las tareas pendientes del día.
Todo eso hice. 
Y ahora, cuando pienso que no me has contado nada; recuerdo que no te pregunté si querías algo. Ni un segundo de silencio para escuchar Ni un momento en pensar en tus alegrías. Ni un segundo para intentar consolarte por tus penas.

        
   

1 comentario:

  1. ¡Ay, ay, ay! Eso me pasa continuamente. Y me imagino al Señor intentando meter baza y yo dale que te pego hablando de tonterías y sin escucharle. ¡Menos mal que no se condena uno por ser tonto!

    ResponderEliminar