sábado, 5 de abril de 2014

Como aquel día ...

- ¿ Podré estar a tu lado, en el momento de tu muerte?

-  Pero Mamá¡¡¡, que va a ser terrible. 
¿ Imaginas lo que será verme destrozado? 
Y no me darán tiempo para poder consolarte o para darte un último abrazo. 
Ni un instante para poder despedirme de tí a solas , para poner mi mano sobre tu cabeza y darte una última bendición. 
Me pides estar a mi lado, cuando mi sangre esté más fuera que dentro, la frente desgarrada, la piel con morados,  un ojo cerrado por los golpes, dientes partidos,  músculos tensos que temblaran a su antojo, huesos rotos. 
Mi cuerpo destrozado y temblando entre espasmos y escalofríos
Solo, insultado y humillado. Y sin dejar de quererles... sentir como su desprecio se clava y me hiere. Será una tortura

Madre...piensa que  no podré aliviar tu dolor

- Querría estar al lado de mi Hijo, en el momento de su muerte

Al escucharla, un recuerdo le viene a la mente. En su cara seria, aparece una leve sonrisa.  

- Bien. Entonces así sea.

Y el Hijo abraza a la Madre; como como aquel día en Caná, en la fiesta de la boda.


     

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