viernes, 14 de marzo de 2014

Todo error

Todo error, estremecedora crueldad o alucinante sadismo
Cualquier injusticia o infamia que hace vibrar la piel y llorar de rabia.
Las cobardías letales y las aterradoras bravuconadas
Los atropellos y las iniquidades, los abusos depravados y las tiranías bañadas en sangre.
Las torturas, los tormentos horrorosos, la destrucción del cuerpo o el alma
La provocación del caos en la naturaleza o en las relaciones.
La humillación y el desprecio enloquecedor; la vejación.

Todo eso que desgarra el alma del que lo contempla,
desintegra el alma del que lo promueve
y puede destruir el alma de quien lo recibe.

Todo ese cúmulo terrorífico de maldades,  puede ser transformado.
La amargura de sus frutos puede ser modificada y convertida en ternura, origen de alegría y  paz.
La perversidad de su interprete puede ser cambiada.

Sí, puede ser regenerado, redimido.

Hoy es viernes.
A Dios gracias.


                                       

2 comentarios:

  1. El poder del amor de nuestro Dios no tiene límites, es cierto, pero no olvidemos que así como la repetición de actos virtuosos crea hábitos santos, la repetición de grandes maldades crea vicios y estos encadenan al hombre a su propio pecado y al maligno. Lo que describes en tu post no son pequeños defectos sino grandísimos pecados que entenebrecen el alma. Por eso será muy difícil, por ejemplo, que un asesino a sueldo se arrepienta. Porque ha encallecido su alma y su corazón de tal forma, que resultan impenetrables. Y Dios no se impone.
    Un abrazo.

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