sábado, 15 de marzo de 2014

En el barco, una Mamá

Y en el barco nos acompaña una Mamá 

Tan, a sus dos años ya se ha hecho con el galardón de ser el más tremendo de los sobrinos. Le gustan los leones, los elefantes, la guerra, la lucha, los barcos, la guerra de almohadones, dormirse entre cojines y rugir. No le gusta hablar, se comunica con signos y sonidos y un "noooo" o un "aquiiiiii" dichos con gran convicción, cuando quiere imponer su voluntad.

Ayer lo vino a recoger su madre. Él dormía profundamente, estirado en el sillón y su hermanita bebé trasteaba con los juguetes.  Mientras la madre iba a buscar el coche, preparé a la bebé en su cochecito, desperté a Tan y bajamos los tres a la entrada. Ella acababa de aparcar delante y ya entraba en la portería. Al verla, Nat que iba medio dormido, se despertó totalmente. Abrió los brazos graaaandes como en un enorme abrazo, dibujó una sonrisa angelical en su cara y gritó algo así como "¡¡¡ mamá!!". Tan expresivo y algo teatrero que daban ganas de echarse a reir  La madre abrió los brazos. Parecían personajes de una película de aventuras, de esas en las que el niño se pierde, pasa mil desventuras, y solo al final consigue volver a reunirse con su familia.  

Entre su madre y nosotros, se interponían unos escalones. Por un momento pensé que el muy bestia era capaz de tirarse, escaleras abajo, confiando en que su madre lo agarrararía, sin calcular que para eso tendría que saltar muuuy alto y así darle tiempo a ella de pillarlo al vuelo. 

El levantó un pie, yo levanté la mano del cochecito en donde iba la hermanita, la bebé alzó la cabeza. Ya nos veía a los tres rodando escalones abajo.
Pero su madre, que lo conoce, en dos saltos, llegó hasta donde estaba y lo cogió en brazos. 
Subieron todos, sanos y salvos, al coche.

¡Qué bueno es tener a una mamá que nos conoce, siempre cerca!   




                                                             

2 comentarios:

  1. Recién pude respirar aliviada al llegar a la última línea.

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  2. Vaya susto tan grande.... Menos mal que todo acabó bien.
    Un abrazo, Miriam.

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