jueves, 2 de enero de 2014

Esa es mi Madre

Joven, valiente, acogedora, sonriente.
Ojos chispeantes, mirada repleta de ternura.
Cautivada hasta la médula por Dios.
Cómplice incondicional del Todopoderoso

Está comprobando que colaborar en la historia del Señor, no es un camino fácil. 
En poco tiempo ha topado con críticas, oposición de personas queridas, burlas, contrariedades, frío del que congela las manos y los dedos de los pies, hambre, traslados, agotamiento, sueño, inseguridades, no poder compartir las alegrías con sus seres queridos, sufrir por la seguridad del Niño, saber que quieren matarLe, huir a un país lejano, dejar atrás su familia, sus amigos. 

Los ángeles cantan, sí. Y anuncian el nacimiento Y les avisan cuando tienen que huir.
Pero no construyen una casa que de cobijo al Bebé. Ni muestran sus espadas para defenderlos de Herodes. Ni les llevan, en un instante, volando a Egipto. Ni pulverizan  a quien quiera herir al Niño. 

María sonríe también a los ángeles.

Acepta no entender, porque está fascinada por Dios
Alucinada, atraída por el Señor, porque ha descubierto Su Corazón
Y ha conocido hasta que punto Dios la quiere

Seducida hasta la médula, por siempre. 
Sus ojos no paran de sonreír.
No hay dragón que le de miedo.


Esa es, esa es mi Madre.
          
              
      

1 comentario: