jueves, 21 de noviembre de 2013

Su casa

Nos conocemos desde hace veinte años. Tiempo mas que suficiente para compartir alegrías, penas y los golpes o caricias de la vida misma: trabajos nuevos, ascensos , despedidas, boda, nacimientos, funerales, cambios de casa...
Ahora cuando nos reunimos quedamos para cenar o comer en un restaurante, o en casa de Lia.
Ella ofrece su casa. Las otras dos, que por motivos diversos, ahora no podemos ofrecer la nuestra, llevamos algo para la cena.

Cuando quedo con  el Señor, siempre  es Él el que ofrece su casa.
Él, el que me espera.
Él, el que escucha
Él, el que insiste en que no lleve nada, simplemente que vaya
Dice que su casa es la mía, y para que así lo sienta, me deja colaborar con ella.
A veces aguanta objetos de decoración  extremadamente cursis o no muy bonitos (pero sí respetuosos) , para que sus amigos sientan que allí tienen su lugar y son importantes.

Quiere que en su casa descanse, deje los agobios y me dedique a disfrutar de Su cariño y cuidados.
A qué es lo más de lo más, mi Jefe?


(Estoy escribiendo desde una Tablet y no encuentro los signos ni acentos. )

1 comentario:

  1. Hola Miriam, hoy al leerte me invade una sensación de paz y sonrío.... Gracias!

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