viernes, 1 de noviembre de 2013

Sonreir

Sentada en la capilla
Se acercó Ana  a saludar y le pregunté por su hermano enfermo terminal. 
Hablamos muy muy bajito, tres minutos. 

Dios, desde el sagrario, me miraba. 
Sonreia.
Esperó con paciencia a que acabáramos de hablar, para retomar la conversación. 
No se fue.

El que inventó la noche estrellada, El que diseño los planetas y pintó con un millón de azules el océano, todo un Dios, desde el sagrario, nos contemplaba y sonreía.  


                                                                               


        

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