Mi misión era dejar a dos de los sobrinos en el Campus de verano. El de 7 años había entrado en su clase con cara de satisfacción; el que tenía cara de terror era su monitor.
La niña, la princesita de 4 años, al acercarse a su clase empezó a hacer pucheros.
Cinco días hacía que había nacido su hermanita. Cinco días durmiendo los tres hermanos en casa de la abuela (mi madre). No sé por qué la niña estaba convencida de que no volvería a dormir en su casa,con su familia. No decía nada, pero en los momentos clave, ir a dormir, cenar..., se le entristecía la cara. Y ese silencio resignado, esa tristeza sin queja, era la que nos dejaba KO
Llegamos al aula. Primer intento de la monitora auxiliar para que se quede; a la niña le cae un lagrimón. Llega la monitora jefa, impresionante con los niños. La peque deja de llorar pero sigue aferrada a mi pierna.
Así que le digo que tengo que ir a comprar la comida muy lejos, y luego volveré a recogerla.
- Comprará helados y pastel - dice la monitora
Me acuerdo de mi hermano, que se divertía diciendo a los sobrinos que la abuela se tomaba un brebaje de pipí de dragón (era agua de alcachofa, de color verde intenso)
- Sí - le respondo- helado de babas y pastelitos de moco de elefante con hormigas y lágrimas de bruja. Y luego se los intentamos dar a tu papá, a ver si se los come.
La peque sonríe, se suelta de mi pierna y empieza a enumerar otros ingredientes a comprar, todos por el estilo. Quien lo iba a decir de una niña que es superfan de todas las princesas y sus universos rosas.
Me voy y la dejo con un gesto pre puchero, pero más tranquila Mas tarde nos contó que había llorado un poco y luego nada.
Por la noche cuando la vuelvo a ver ya está mas animada. Primero me anuncia emocionada que sus papas le han dicho que mañana vuelven todos a casa, a su casa con su cama, con sus padres y la nueva hermanita
Y después de la buena noticia, me pregunta emocionada :
- ¿Has conseguido el moco de elefante?
Me pilla por sorpresa.... Despisto pero.... Tendré que buscar algo que se le parezca para poder dar el pego cuando vuelva a preguntar.
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