lunes, 30 de agosto de 2010

Vísperas. Revuelo de pensamientos

Las calles desiertas. Todos están en sus casas, en pleno revuelo: abrazos y risas, recibiendo a la familia que llega de lejos, comentando las novedades, preparando la cena, compartiendo fotos y en algarabía de sentimientos.
Vísperas de fiesta. La iglesia en silencio, casi vacía. Unicamente el sacerdote, solo, sentado en segunda fila, hablando con el Señor en el sagrario.

Lleva  unos escasos meses en el pueblo. Cuantas veces rodeado de gente, ha suspirado por estar así, a solas con su Señor. Hoy en cambio está cansado y triste, y la presencia del Señor parece no saciarle el alma. Agradecería un poco de compañía de los feligreses, de su apoyo. Son cosas del corazón que a veces a pesar de estar lleno, tiene sensación de hueco.

Se oye un ruido La puerta de la iglesia se abre. Levanta la vista y su mirada se cruza con el sagrario. En su puerta, trazado en sombras, aparece la silueta de un hombre con un ligero brillo a la altura del corazón. Por un momento un sobresalto, seguido de una sonrisa. Ha sido un juego de luces y sombras, la claridad ha entrado en el momento preciso por los recovecos necesarios, dibujando en claroscuros la imagen sobre el sagrario.
Sin darse cuenta, el alma, en un instante, se siente llena.
Un nuevo susto. La voz de Marcos, el pequeño de los Torras que le llama a grito limpio, desde la puerta de la iglesia. Se acerca. Viene de parte de sus padres a invitarlo a cenar a casa. Le sale del corazón darle un beso en la frente, pero decide comerse el gesto y darle un palmada en el hombro agradeciéndole la invitación. Llegará puntual a las 21h.

La enorme difusión que se ha hecho del perverso mal de unos pocos, le impide expresar el sano cariño que tiene a los pequeños.  Cualquier gesto puede ser mal interpretado y juzgado sin derecho a defensa, por cualquier desconocido con ganas de guerra. Está bien, muy bien, que la gente incremente la prudencia, sobretodo en la protección de los más indefensos Pero de eso a condenar de entrada a todos los maestros, sacerdotes, pediatras, canguros, conductores y monitores, hasta que se demuestre que son inocentes ....  eso  cansa.
Marcos se va. Se cierra la puerta de la iglesia y  los rayos del atardecer se quedan fuera. La sombra de la imagen del Sagrado Corazón sobre el sagrario se desvanece.
El alma sigue colmada de afecto.
Ha sido Marcos, la puerta, el astro, sus rayos, el reflejo dorado de la medalla, la imagen y el momento. Todo necesario, todo prescindible.
Ha sido Alguien que le ha permitido percibir por un momento la realidad. Y la realidad es que, aunque a veces no lo sienta,  está repleto de amores. Está de Amor lleno.

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